10 nov 2006

sin opción

El viejo está reventado de tanto vivir entre añoranzas e imposibilidades: saberse incapaz de volver a empezar, por ejemplo, o tener clarísimo qué hizo mal y no tan claro qué hizo bien. Hoy lo confiesa: “daría cualquier cosa –le dice a su mujer de toda la vida– por poder corregir tantas cosas que hice mal”. Ella, también cansada de no querer morir, replica: “ya no importa, ya no importa”.

El viejo, que de joven leía poesías y novelas, recuerda una frase de Thomas Mann que antaño repetía a menudo y nunca terminaba de comprender: “la palabra solo puede celebrar la belleza, no reproducirla”. Y seguramente ahora la recuerda y la piensa porque encuentra en los ojos fogosos y sencillos de su amada, vieja como él o tal vez más, no una belleza implícita o latente que podría intentar decir, sino la necesidad o la urgencia de celebrar con palabras más bien esta imposibilidad: que a pesar de que sus miradas han visto tantas cosas al mismo tiempo, aún no puedan saber que es eso que los sigue llevando juntos sin pausa, sin respiro, sin opción.

Finalmente comprende que es mejor no poder reproducir la belleza, y sí, en cambio, celebrarla, porque la reproducción la agotaría, la haría doble o múltiple o simplemente la iría erosionando con los días y las repeticiones. Celebrar la belleza es decirle “te quiero” a su amada vieja, pero no ser todavía capaz de decirle por qué.

"Te quiero", contesta ella, y lo toma de la mano y, como han hecho siempre, se marchan juntos por última vez.

4 comentarios:

Denise dijo...

"la palabra solo puede celebrar la belleza", aunque no sea bella, supongo... como Kundera cuando habla de las destrucciones y pregunta si pueden ser hermosas. Porque si solo se trata de eso que entendemos tradicionalmente como bello pues se queda corto ¿no?

Anónimo dijo...

H E R M O S O. Mejor que con la palabra no podamos reproducir la belleza porque igual entonces se podría reproducir la fealdad. Con la palabra, si celebramos la belleza, qué hace con la fealdad, con el espanto?
P.S.: me gusta muuuucho el nuevo look, muy soft y elegante. Me das un idea con el sidebar.
Abrazo.

Anónimo dijo...

Lo díficil es comprender eso que terminó comprendiendo el viejo, que basta con celebrar la belleza.
Buscar cómo reproducir la belleza tal vez da un sentimiento de poseerla en cierta parte... entonces todos buscamos reproducir la belleza, para que sea en parte nuestra.

Me gustó mucho el texto, saludos!

pezenseco dijo...

DENISE: En efecto, se quedaría cortísimo... Nada peor que una definición "autoritaria" (por críticos, académicos, etc.) de la belleza.

ALE: Al rato y la fealdad haya que celebrarla también, a veces, acaso solo para no olvidar que de todo hay, bello y feo, y no ser como el Buda antes de ser Buda, que antes de salir ya grandecito de su castillo ni idea tenía de la enfermedad ni del dolor ni de la muerte...

ANA: La posesión de la belleza, creo, solo puede ser una ilusión, y entonces tal vez la ilusión sea bella, pero no sería la belleza misma...