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25 jun 2010

genoma

A diez años de la secuenciación del genoma humano, ¿qué ha pasado? Un texto breve pero sugerente en Seed:

On the tenth anniversary of the sequencing of the human genome, what is that remarkable feat’s legacy, and what does it mean for the future?
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19 ene 2010

evolución de la compasión

Robert Wright es autor de varios libros recientes que han sido muy premiados, comentados y discutidos, lo cual indica su importancia:

(1994) The Moral Animal

(2001) Nonzero: The Logic of Human Destiny

(2009) The Evolution of God

En temas como moralidad (desde una perspectiva biológica), evolución, historia y futuro de la humanidad, compasión, historia y futuro de las religiones, etc., lo considero un autor insoslayable, con argumentos claros y sugerentes.

En mi más reciente colaboración para TED traduje una charla suya acerca de la evolución de la compasión. Los invito a escucharlo y, más aún, a leer sus libros.



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6 nov 2009

Gregory Stock: Mejorarnos es humano

Revisé y edité la traducción al español de la charla "To upgrade is human", de Gregory Stock, en TED (traducida por Emma Gon).

El Dr. Stock, Ph.D. en biofísica, es también experto en ética de la biotecnología. Aquí habla un poco acerca de las nuevas tecnologías genéticas y de cómo cambiarán lo que significa ser humano. Un par de sus libros son controvertidos, pero esperanzadores:


Su visión del futuro humano es optimista y alentadora. Para él, es inevitable que los seres humanos nos modificaremos genéticamente, interviniendo deliberadamente en nuestra evolución. A su juicio, será para nuestro bien. Los invito a escucharlo (pueden elegir los subtítulos en español en la parte inferior del video):




Más info acerca de Gregory Stock y temas relacionados:

Página en UCLA
Perfil en Accelerating Future
Perfil en KurzweilAI
A reproductive revolution?
Francis Fukuyama vs Gregory Stock

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27 ago 2009

Mitos de la energía limpia

Dos artículos excelentes en Foreign Policy acerca de diversos mitos relacionados con las energías alternativas:

I. Seven Myths About Alternative Energy
(Michael Grunwald)

Cada día más personas consideran las alternativas al petróleo como balsas infalibes para la salvación del mundo. Pero las cosas no son tan sencillas como generalmente parecen; este artículo revela algunas de las complejidades del tema.

Los 7 mitos:

1. Debemos hacer todo lo posible por promover la energía alternativa.
"Hydrogen cars, cold fusion, and other speculative technologies might sound cool, but they could divert valuable resources from ideas that are already achievable and cost-effective."

2. Los combustibles renovables son la cura de nuestra adicción al petróleo.
"...so far in the real world, the cures -- mostly ethanol derived from corn in the United States or biodiesel derived from palm oil, soybeans, and rapeseed in Europe -- have been significantly worse than the disease."

3. Si los biocombustibles actuales no son los adecuados, los del futuro lo serán.
"...recent studies suggest that any biofuels requiring good agricultural land would still be worse than gasoline for global warming. Less of a disaster than corn ethanol is still a disaster."
(...)
In the medium term, the world needs plug-in electric cars, the only plausible answer to humanity's oil addiction that isn't decades away. But electricity is already the source of even more emissions than oil. So we'll need an answer to humanity's coal addiction, too."


4. La energía nuclear es la cura de nuestra adicción al carbón. "...nuclear power cannot fix the climate crisis. The first reason is timing: The West needs major cuts in emissions within a decade, and the first new U.S. reactor is only scheduled for 2017 (...) The bigger problem is cost."

5. No hay una varita mágica para resolver la crisis energética.
"...one renewable energy resource is the cleanest, cheapest, and most abundant of them all. It doesn't induce deforestation or require elaborate security. It doesn't depend on the weather. And it won't take years to build or bring to market; it's already universally available. It's called "efficiency"."

6. Para salvar al mundo necesitamos una revolución tecnológica.
"...we already have all the technology we need to start reducing emissions by reducing consumption. Even if we only hold electricity demand flat, we can subtract a coal-fired megawatt every time we add a wind-powered megawatt.
(...)
If somebody comes up with a better idea by 2020, great! For now, we should focus on the solutions that get the best emissions bang for the buck."


7. Deberemos cambiar nuestro comportamiento para salvar el mundo.
"It wouldn't kill you to turn down the heat and put on a sweater. Efficiency is a miracle drug, but conservation is even better; a Prius saves gas, but a Prius sitting in the driveway while you ride your bike uses no gas.
(...)
After all, the developing world is entitled to develop. Its people are understandably eager to eat more meat, drive more cars, and live in nicer houses. It doesn't seem fair for the developed world to say: Do as we say, not as we did. But if the developing world follows the developed world's wasteful path to prosperity, the Earth we all share won't be able to accommodate us. So we're going to have to change our ways. Then we can at least say: Do as we're doing, not as we did."



II. Is a Green World a Safer World?
(David J. Rothkopf)

Que el mundo gire hacia el verde no quiere decir que se acabarán las crisis mundiales relacionadas con la energía. Las petroguerras serán seguramente sustituidas por otro tipo de conflictos, igualmente complejos y delicados. Este artículo repasa algunos de ellos.

Por ejemplo: los autos eléctricos requieren baterías y, al día de hoy, las mejores son construidas de litio. Los principales yacimientos de litio en el mundo se encuentran en el desierto de Atacama, específicamente entre dos países vecinos: Chile y Bolivia, los cuales, incluso sin el nuevo oro que representa el litio, ya han enfrentado líos en el pasado. La tensión empezará a subir mientras los autos eléctricos se vendan cada día más masivamente en los grandes mercados de EE.UU., China, etc. y haya más necesidad de litio.

Otro ejemplo: el uso masivo de agua para generar energía limpia podría implicar secar regiones enteras; en el futuro, además, el agua podría convertirse en otro "petróleo".

Otro más: el recurso a la energía nuclear supone la proliferación de materiales radiactivos y mayores riesgos por terrorismo a gran escala.

El texto completo de Rothkopf explora cuidadosamente estos y otros temas relacionados.

25 ago 2009

notas sobre el futuro (y el pasado) de la depresión

1. El futuro
(Según R.M. Sapolsky, “Will We Still Be Sad Fifty Years from Now?” En The Next Fifty Years, ed. John Brockman, Vintage, 2002)

Según Robert M. Sapolsky, profesor de biología y neurología en Stanford y autor de varios libros sobre el estrés, la enfermedad más típica del siglo XXI no será el sida, ni la diabetes, ni los problemas cardiacos, ni siquiera el Alzheimer, sino la depresión.

Parte de la complejidad de la depresión se debe a que en ella inciden factores genéticos, neuroquímicos, hormonales y ambientales. Según Sapolsky, el 15% de la población del primer mundo se ve afectada por depresión en algún momento de sus vidas. El porcentaje ha venido aumentando durante los últimos 50 años y parece que seguirá haciéndolo. Para entender por qué, Sapolsky considera esencial comprender los vínculos entre el estrés y la depresión, así como por qué la vida en la actualidad parece hacerse cada día más estresante.

Nuestros cuerpos consideran los retos externos como estresantes cuando no tenemos control sobre ellos, ni sobre sus posibles consecuencias. Ante un desafío, lo común es ponerlo en contexto, limitar su alcance sobre la vida, analizarlo y enfrentarlo. La depresión, para Sapolsky, es una falla de esta habilidad: la persona totaliza la experiencia del problema y concluye que la vida en general es terrible y que no podrá enfrentarla. La persona, a nivel biológico, no logra reequilibrarse tras una experiencia estresante (stressor), y sucumbe “más bien a una sensación generalizada de desvalimiento que luego adquiere vida propia”.

La buena noticia es que se han hallado maneras de combatir esta enfermedad, que solo parece empeorar y hacerse más invasiva con el progreso material de las sociedades y los más altos niveles de estrés que entrañan. Hay terapias químicas que actúan a nivel de los neurotransmisores ligados a la depresión, terapias hormonales, y cada día se comprenden mejor otros factores neurológicos y biológicos importantes.

La mala noticia, según Sapolsky, es que a pesar de tales terapias y otras nuevas, la depresión no cesará sino que, al contrario, seguirá su ritmo ascendente.

¿Por qué? Porque “nuestra civilización actual todavía posee muchas características depresogénicas”, y en especial porque esos factores depresivos “ocurren, con cada vez mayor frecuencia, fuera de un contexto de apoyo social”. Las fuentes tradicionales de consuelo, dice Sapolsky, se atrofiarán cada día más en el futuro. Se refiere, por ejemplo, a la familia, a la vida en comunidad y a los grupos de amigos. Pero según Sapolsky, la razón más importante para afirmarlo es estadística: en los últimos años ha aumentando considerablemente la tasa de adolescentes y jóvenes afectados por depresión. Los factores estresantes experimentados en etapas tempranas de la niñez aumentan la probabilidad de que la persona adulta padezca depresión, y cada día más niños –también en las sociedades altamente desarrolladas– enfrentan situaciones de estrés que ningún medicamento será capaz de aliviar por sí mismo: “nunca habrá una vacuna contra las vicisitudes de la vida”, dice.

2. El pasado
(Según Paul W. Andrews y J. Anderson Thomson, Jr., “Depression’s Evolutionary Roots”, Scientific American, August 25 2009.)

En un texto publicado hoy en Scientific American se habla de un 30 a 50% de personas en EE.UU. y otros países que cumplen los criterios para ser diagnosticados con depresión.

La pregunta es por qué, evolutivamente, somos tan propensos a la depresión. Sapolsky daba a entender que el problema, si no es moderno, al menos se agrava en la actualidad pues nuestras condiciones actuales de vida son muy distintas de las que experimentaron nuestros ancestros. En este sentido, sería análogo a la obesidad, pues, por ejemplo, nuestros ancestros no tenían chocolatitos ni coca cola ni pseudohamburguesas.

Sin embargo, según Andrews y Thomson, en todas las sociedades tradicionales que han sido estudiadas y que siguen siendo similares a las ancestrales, se ha encontrado depresión. La modernidad quizá agrava la tasa, pero no produce el desorden: ya estaba ahí. Lo cual, para ellos, plantea una paradoja evolutiva: si el cerebro humano cumple un papel fundamental para promover la supervivencia y la reproducción, no deberían darse tasas muy altas de enfermedades mentales que las obstaculicen, y sin embargo la depresión es cada día más común.

Resolver la paradoja implica, para los autores, no pensar en la depresión como una enfermedad, sino como una adaptación: un estado mental que, a pesar de sus costos, también produce importantes ventajas.

Se ha identificado una molécula cerebral asociada con la serotonina que, posiblemente, ayuda a “activar” la depresión, lo cual, desde el punto de vista evolutivo, no sería entonces un “accidente” sino un proceso corporal con una función particular. “Las personas deprimidas piensan constante e intensamente acerca de sus problemas.” Este pensamiento o reflexión es persistente, tanto así que a las personas con depresión les cuesta pensar en otra cosa. Los autores citan estudios que demuestran que este tipo de reflexión es profundamente analítica: la persona se toma su tiempo con un problema complejo, lo divide en elementos más simples y los considera uno por uno. Así, ante una situación estresante, la depresión fuerza al cerebro a concentrarse en él y buscar su solución, evitando todo tipo de distracciones.

El problema, pues, residiría en no poder salir de este “modo” de pensamiento que, entre otras cosas, incluye el aislamiento social (¿para poder pensar sin interrupción?). Es por esta razón, según los autores, que las terapias que incluyen pedirle al paciente que reflexione sobre su propio estado depresivo y escriba todos sus pensamientos son altamente eficaces: aceleran el proceso de meditación sobre las causas del problema.

La conclusión: “Tras considerar toda la evidencia, la depresión parece menos una afección en la que el cerebro opera de manera fortuita. En cambio, la depresión se parece más al ojo de los vertebrados: una herramienta compleja, sumamente organizada encargada de realizar una función específica.” En comparación con Sapolsky, reseñado arriba, el problema sería no tanto que la actualidad (el tipo de civilización que tenemos) provoque muchos casos de depresión, sino que para los problemas específicamente modernos que están causando hoy día esta reacción natural, no se encuentran soluciones sencillas o rápidas –y no se tiene el apoyo social suficiente que, por ejemplo, sí tenían los pequeños grupos de cazadores-recolectores–, a diferencia de los problemas enfrentados por nuestros ancestros, quizá más accesibles y menos complejos.

3a. La farmacia química
(Según Steve Silberman, “Placebos Are Getting More Effective. Drugmakers Are Desperate to Know Why”, Wired, 17.09.)

Aparentemente, los placebos están funcionando cada día mejor para curar padecimientos y las compañías farmacéuticas no tienen idea del porqué.

Merck, Eli Lilly y otras compañías han experimentado fracasos en ensayos clínicos porque nuevos medicamentos contra depresión y esquizofrenia no lograron superar los índices de éxito del consumo de placebos en los grupos de estudio. Lo mismo ha sucedido con estudios de seguimiento de medicamentos ya conocidos como Prozac. Por alguna razón todavía inexplicable, el “efecto placebo” parece estar fortaleciéndose y aumentando, lo cual, de seguir así, agravaría la crisis ya existente en la industria farmacéutica: sus multimillonarios medicamentos no resultarían mejores que píldoras de azúcar.

Según Silberman, ya no cabe ninguna duda de que los propios mecanismos curativos del cerebro se activan cuando la persona cree que el medicamento es real. Pero, según han demostrado algunos estudios, la novedad es que la frecuencia con que se tomen las píldoras, su marca (si es reconocida o no), su nombre comercial, su precio, su forma e incluso su color afecta el resultado del placebo. La respuesta del cuerpo depende de las expectativas del tratamiento, del condicionamiento, las creencias y otros factores sociales presentes en el contexto de cada paciente, lo cual parece demostrar, según los autores, que incluso hay diferencias culturales en la eficacia de los placebos.

La conclusión es que “irónicamente, el esfuerzo de las grandes farmacéuticas por dominar el sistema nervioso central ha terminado revelando lo poderoso que realmente es el cerebro. A la respuesta placebo le da igual si el catalizador de la curación es un triunfo de la farmacología, un terapista compasivo o una jeringa de solución salina. Lo único que necesita es una expectativa razonable de mejoría.”

3b. La farmacia subliminal
(Según Maj Britt-Niemi, “Cure in the mind”, Scientific American Mind, Feb-Mar 2009, 42-49)

Otros estudios han demostrado que el efecto placebo incluso beneficia a pacientes que no creen en él, y no solo en casos de padecimientos mentales como la depresión, sino hasta en casos de cáncer (2 a 7% de pacientes de cáncer en estudio; pero en pacientes de colitis mucosa, por ejemplo, el porcentaje sube a un 40% que experimenta mejoría gracias al efecto placebo).

Los placebos se pueden utilizar para entender mejor cómo controla el cerebro, por sí mismo, los procesos corporales y cómo, médicamente, se podría sacar ventaja de ello para acelerar la curación. Los estudios demuestran que las sugerencias subliminales pueden disparar respuestas fisiológicas tales como liberación de hormonas, por ejemplo. Es decir, que ni siquiera haría falta que el paciente se lo creyera conscientemente, solo habría que aprender cómo sugestionarlo.

Evidentemente, nada de esto implica que los medicamentos no sirvan, pues siguen sirviendo para la mayor parte de personas; pero sí implica que el efecto placebo debe ser tomado más en serio por las ciencias médicas, no solo para ayudar en la curación de algunos pacientes, sino para ayudar a comprender mejor los procesos curativos propios del cuerpo. Una combinación de ambos procedimientos sería quizá más eficaz en un gran número de casos.

¿Tendrá, pues, razón Sapolsky en que la depresión será la enfermedad más típica del siglo XXI, con graves consecuencias psicológicas, socioeconómicas, etc.?

O bien, si verdaderamente es una adaptación evolutiva de la cual aprenderemos a sacar provecho con terapia, placebos y medicamentos, ¿no llegará a ser más bien una enfermedad común, pero también comúnmente tratable, una especie de “gripe depresiva” no demasiado grave e, incluso, útil en algunos casos?


Véase también: "Efecto placebo varía según la forma en que el cerebro anticipa recompensas"

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20 jul 2009

casas energéticamente autosuficientes

Implementar esto sería realmente una maravilla: La compañía GE desarrolla varios sistemas con los que, para el 2015, será posible diseñar y construir casas que puedan generar la misma cantidad de energía que consumen, de modo que no tengan que recurrir a la energía de las redes públicas. Por supuesto, seguramente el costo inicial sería considerable e inaccesible para mucha gente; pero el modelo mismo y algunos desarrollos ya existentes hacen pensar que sistemas de ese tipo son viables, si no por GE y a un costo elevado, por otras compañías... ¿incluso por compañías públicas?

Comunicado de prensa de GE (inglés)
Ilustración del sistema en Technology Review (pdf)
Reseña en Tendencias Tecnológicas (español)

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30 ago 2008

Alberti, optimista

Tú sabes bien que en mí no muere nunca la esperanza,
que los años en mí no son hojas, son flores,
que nunca soy pasado, sino siempre futuro.

Rafael Alberti

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14 mar 2008

definiciones aleatorias (2)

Éxito. Solo imagino un verdadero éxito: estar algún día satisfecho conmigo mismo, con mi pasado y mi presente, pero más con mi presente. Por una vez, no arrastrar ya ningún dejo de frustración por lo que “pudo haber sido si...” o “lo que debería haber hecho pero...” Es decir, haberlo hecho, o más exactamente: estarlo haciendo.

Amor. Depende, hay amor de pareja y otro sinfín de amores. En cualquiera de los casos, un elemento básico sería: llegar a un mutuo entendimiento con otros, según el cual las causas de nuestros conflictos se compensen por otras tantas o más causas de cooperación; que mi bienestar no entrañe el malestar de otro; pero que el bienestar de otro tampoco entrañe mi malestar... (Qué diablos, tal vez eso no tenga mucho que ver con el amor "en general", pero igual me sonó bien al escribirlo...) ¿Y el otro caso, el del amor de pareja...? Una pasión, una necesidad, una sobredosis de oxitocina, la serena alegría de la compañía... Siempre parece muy pronto para aventurar una definición. Tal vez, tal vez cuando esté anciano.

Identidad. Siempre que se entienda como algo dado e inevitable, una especie de “alma” (de cada individuo, de etnias o países, etc.), es una fábula... Quizá, en algún contexto, haya sido necesaria; pero cada día menos.



Ese sentido de identidad implicaría fijeza: ser una especie de entidad ajena al tiempo. Pero hasta las rocas cambian, hasta los continentes se mueven. Alguna vez África estuvo adherida a América del Sur, que estaba separada de América del Norte, que estaba a su vez adherida a la actual Europa, y América Central no existía (geológicamente, nuestras tierras, tal como son actualmente, son unas bebitas de apenas 3 o 4 millones de años)... Alguna vez los desiertos actuales fueron bosques y el Mediterráneo ha estado seco varias veces. Y algún día Australia chocará contra Asia y, aun si evitara encaramarse en China, barrería sin duda las islas japonesas como botecillos a la deriva en alta mar... La Tierra no tiene identidad, tiene pasado geológico, y futuro.

Tampoco a las personas nos hace falta una identidad para ser personas; tampoco hace falta la identidad nacional para ser nación. (Al menos no esa identidad pensada o deseada como un rasgo único, esencial e inmutable –siempre el mismo– que nos definiera.) Creo que las personas tenemos singularidad, que es muy distinto: cada uno es un conjunto abierto de experiencias y factores biológicos irrepetibles, pero en constante interacción y cambio... Incluso la posible “identidad humana”, la identidad general o común a todos los seres humanos, es decir, la naturaleza humana, a pesar de que existe, también es producto de una evolución particular, de miles y miles de años de nimios cambios y adaptaciones; y sin duda ni siquiera ella ha tirado la toalla y ha decidido estancarse de una vez para siempre...

Y los países, por su parte, con sus fronteras contingentes, tienen una historia y una tradición, pero tampoco tienen identidad, algo así como una fotografía suya pegada a la eternidad. En fin, que tener identidad, en el sentido dicho, entrabaría con demasiadas amarras a la libertad. Tal vez sea este, pues, uno de esos conceptos que sería mejor dejar ir sin nostalgia, así como, tras un desamor, debemos dejar ir a algún amado para poder, mañana o cualquier otro día, amar a otro, seguir viviendo.

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10 ene 2008

definiciones aleatorias

Aburrimiento. Entre los seres humanos, las “pasiones negativas” parecen ser pozos profundos, abismos submarinos; en cambio, la felicidad, la satisfacción, son como plataformas sólidas, firmes bajo un sol radiante: su transparencia y seguridad, aunque deseadas y agradecidas y celebradas… ¿no llegan siempre a aburrir? Y probablemente nada invita más a la aventura, al descomedimiento, incluso a la perversión, que el aburrimiento.

Futuro. Cada época imagina varias posibilidades de transformación. Algunas personas inteligentes y otras poderosas –generalmente no son las mismas personas– prevén esos posibles escenarios de transformación y escriben, cantan, hacen discursos o aparatos coherentes con lo que creen e imaginan y desean. Es decir, no solo prevén sino que producen o lo intentan, a veces incluso sin darse cuenta: ayudan a dar realidad a sus posibilidades imaginadas. Luego las personas y los países toman decisiones. Y seguramente se actualiza la idea/época futura que más adherentes haya ido ganando, es decir, con más poder de convencimiento y convocatoria. El futuro es el resultado de las ideas y prácticas con mejor publicidad sobre el futuro en el presente. En fin: el futuro es asunto de retórica (y, bueno, de cierto grado de azar...).

Idealismo. Desde cierta perspectiva, ser idealista es, simplemente, oponerse a la naturaleza humana. Y, en primer lugar, oponerse a que exista. Sobra decir que esta insistencia en que NO exista parece más bien parte de la misma naturaleza humana, de su evolución, de su evidente materialidad. Lo cual no impide que, en efecto, podamos transformamos a lo largo de los siglos y los siglos.

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