Algunas personas tienen la costumbre de olvidar, y olvidan paisajes, situaciones, rostros, miradas, incluso a personas con quienes han compartido meses o años, olvidan sus voces, sus gestos, sus caricias… el olor, el olor es lo que más rápido se olvida…
En lugar de una costumbre, deseada o no, para otras personas el olvido es un ejercicio, creen que así se liberan de “fantasmas” y dolores, como si fuera posible elegir del todo lo que conservamos en la memoria. Pero con malestares también se van para siempre alegrías o aprendizajes, porque uno aprende de todo, y a veces más del dolor.
En todo caso, creo que con hacer del olvido un ejercicio forzado uno no se “libera” de los monstruos que lo aquejan, sólo los guarda en gavetas o archivos recónditos, es decir, los posterga, los convierte en saltos o sueños o imágenes latentes. Olvidar se convierte así en una actividad peligrosa: es enviar al futuro los monstruos que podrán saltarnos a la cara en una noche imprevisible. Es decir, cuando olvidamos para evadir, esos monstruos en cualquier momento podrán volver a devorarnos.
Tal vez en lugar de olvidar para “liberarse”, más bien habría que recordar lo suficiente -y con la fuerza suficiente- como para poder superar lo indeseado, lo sufrido, para convertirlo en anécdota, en historia, en experiencia. De ese modo no habrá monstruos -o al menos serán menos- esperándonos en cualquier recodo del porvenir. Que el olvido, pues, no sea una evasión; y que el recuerdo sea un aprendizaje.
O dicho de otro modo: no hace falta liberarse de los monstruos, basta con hacerse su amigo. ¿No será eso aprender a vivir?
Al menos para mí será algo así como un propósito: aprender a recordar más y a olvidar menos. Es simplemente otra manera entre cientos de definir la “escritura”.
2 ene 2006
monstruos olvidados
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
5 comentarios:
Ya, tenés razón, pero el olvido es un método de supervivencia... si no el corazón sería incapaz de levantarse de nuevo y volver a creer.
Denise: es cierto; incluso, como decía Cernuda, a veces habría que olvidarse hasta del olvido. Pero igual creo que sería grandioso poder sobrevivir sin olvidar nada, como un Funes valiente valiente...
"De la herida lo que importa, es la cicatriz".
Creo que mientras se tenga la cicatriz presente los monstruos amenazarán menos con saltarnos a la cara.
Claro! Recientemente he ido sintiendo que ese ejercicio del olvido no es como del todo cuerdo. Al fin y al cabo ¿quién en su más sano juicio querría ser un ser sin memoria? ¿Cómo distingue uno entonces cuando se vuelve a topar con una situación peligrosa en la que ya estubo? Elq ue olvidó se vuelve a caer. El que recuerda tiene más chance de salir victorioso. O como dicen los profesores de historia: la historia es importante recordarla, para no repetirla innecesariamente.
Yo no creo que los olores se logren olvidar... de hecho me atreveria a decir que un aroma se situa entre las cosas mas dificil a olvidar...
Mi memoria es mas poderosa que mi corazon (si si.. suena cursi, ya lo sé) y nunca lograré olvidar el perfume de las personas con las que he compartido pedazos de mi vida y que han dejado una huella en mi existencia... o el perfume que mi mama se ponia cuando yo tenia 5 años por ejemplo... o el olor de los aeropuertos por los que he pasado...
No, los aromas no se olvidan !
Publicar un comentario