23 nov 2007

vidas

¿Cuántas vidas se pueden vivir en una vida? Hay personas que identifican su vida con una profesión, o con un lugar de trabajo. Pero hay otras que viven muchos años como topógrafos –por decir algo– y luego se hacen paracaidistas y terminan como chefs en un paraje apartado de los Andes.

Uno empieza haciendo algo en la vida y los giros mismos de los días y los acontecimientos lo conducen a uno a sitios distintos del previsto. Es posible vivir varias vidas consecutivas siempre que uno esté dispuesto a recibir esas sorpresas y darles seguimiento.

Pero también se pueden llevar vidas paralelas, reales o imaginarias, aunque casi siempre imaginarias. Uno está a diario en la oficina fingiendo que trabaja y mientras tanto toda su capacidad especulativa está escalando el Mont Blanc o buceando en la Isla del Coco, para no ir tan lejos. Uno se sueña constantemente otro. Es prácticamente una necesidad. Desearía equivocarme, pero no creo que la mayoría esté satisfecha con su cotidianidad. Supongo que por eso mismo el ideal del sabio meditativo, en continuo satori, es realizable solo para muy pocos.

Y uno sueña también con uno mismo como resultado de decisiones o eventos distintos de los efectivamente vividos. Es decir, uno anda por ahí creyendo saber quién es, y a veces sólo porque cree saber quién ha sido, pero a la vez anda preguntándose constantemente “qué hubiera pasado si…”; si me hubiera quedado a vivir en…; si no hubiera terminado con fulana…; si…; si… La vida ha de ser el resultado de una ecuación probabilística que nunca tendremos oportunidad de resolver.

Y a veces, claro, uno no puede vivir de hecho varias de sus vidas porque son excluyentes en algún aspecto; en cuyo caso vive uno una vida en la realidad y otra en la imaginación, con la consecuencia de que, si por alguna razón la imaginaria es para uno más atractiva, paradójicamente llega a ser más real que la real…

Aunque también hay personas que insisten quizá demasiado en ser consecuentes con una idea o imagen que tienen de sí mismas y de sus vidas y no se permiten ni medio desliz, ni siquiera imaginario, y entonces lo más probable es que acumulen morbosamente imaginarios frustrados, es decir, frustraciones reales.

Tal vez debiéramos volver a celebrar verdaderos carnavales, para que nuestras vidas imaginarias pudieran alguna vez, por unos pocos días, materializarse en alguna especie más o menos inocua de insania… La pregunta, claro, es si no habría que inventar una sensibilidad y una moralidad nuevas para poder de hecho vivir vidas paralelas sin hacerle daño a nadie...

_ _ _

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y si en esa vida paralela, ¿fuese yo un superhéroe? ¿Quien sería el villano? Yo prefiero a una villana, que en todo caso lo sería, porque la línea que separa las dos vidas, no soporta el peso de esposas y villanas...
Su piel, sus curvas, su sorprendente manera de causar ese efecto hipnótico, en donde mis superpoderes no pueden ante un Miau seductor...es ella, Gatúbela, la villana por excelencia; ella tiene el poder en sus besos, y no puedo luchar contra esa fuerza seductora.