Hoy sólo puedo escribir a saltos… Con las manos arriba, a punto de recibir un disparo o cualquier muerte súbita…
Puedo, sin embargo, seguir sin dificultad las arrugas de su rostro, las de sus manos, como si fueran vidas sopladas… Pero sé muy bien que no hay tiempo para decir las arrugas de su meñique izquierdo, esas que se juntan como un ojo cansado...
Tampoco hay tiempo para la conversación que tuvimos envueltos en niebla desprendidos precisamente del peso del tiempo...
Aquí no hay tiempo para parar ni respirar ni pensar antes de hablar…
Pensar, por ejemplo, para durar treinta y siete minutos o cuatrocientos cuarenta y cuatro respiros decidiendo cuál adjetivo va mejor o quizá decidir que mejor sin adjetivos...
Cuatro cabellos le cubren a medias el ojo derecho... Pero no hay tiempo para suspender el tiempo... Su boca entreabierta… Aquí, hoy, hay tiempo de ejecutivos, sobresaltos como ejecuciones de condenados a muerte, ¡fuego!, tres disparos en el rostro cuatro en el torso uno desviado a la espinilla izquierda…
Escándalos, aspavientos, soltar palabras como hachas o epítetos o escupitajos… El cuerpo es cadáver antes de golpear el piso - rápido el final cae como una bofetada…
La meditación y la compasión como disparos, como cápsulas suplementos al desayuno, o todo obvio como recetas en-el-nombre-del-padre-del-hijo-del-espíritu-santo-amén o todo enrevesado y sibilino para engatusar con aires de misticismo brahmánico... Pero todo igualmente veloz y fácil, vea esto, lea esto: ya está instruido. Conocimiento ejecutivo, arte de ejecución, reflexiones que ni siquiera llegan a ejecutarse… Aquí, mañana, ¿qué habrá? ¿Habrá silencio?
Hoy el mundo es una habitación cerrada infestada de ruido…
Ella ronca, o no, es apenas un quejido. No ha escuchado el despertador. La dejaré dormir un poco más, que llegue tarde, de todos modos no habrá, o habrá aún menos tiempo…
Dentro de poco habrá que decirlo todo sin comas sin orden comprimido cifrado zip. Acabar las preposiciones y las conjunciones otras minucias gramaticales…
Porque ¿cuál es la gramática de la pérdida del tiempo? Y no digo de perder el tiempo porque de esa sobran enciclopedias, dichosamente; sino de la huida del tiempo: ¿con cuál gramática podemos decir la huida del tiempo, su achicamiento? ¿Es posible decir, preguntar, vertiginosamente declarar con sentido dos o tres frases sin hilar o apenas hiladas, tejidas como un suéter mal hecho o hecho a la carrera, medio hecho, que cubra pero no proteja del frío?
Aquí no hay tiempo para hacer las cosas, sólo para medio hacerlas... Y sin embargo intuir que cualquier idea o proyección o descubrimiento podría encerrarse en una simple frase, una sola, breve, pulida, cortante, si se la pensara durante el tiempo suficiente, hasta que todo se condensara en esa simple frase, breve, pulida, cortante...
¿No es cierto que se podrían resumir libros enteros en una simple frase? ¡Sólo hace falta dar con ella! Pero ¿no se debería escribir sólo si se ha hallado esa frase? Es decir, alguna frase de ese tipo, una que corte el tiempo, que verdaderamente lo atraviese y lo suspenda y nos dé en la imagen transversalmente imposible de su detenimiento, como un golpe, como una bofetada, como un disparo, el sentido a la vez contenido y explosivo... Meter un mundo entero en una oración, una que al leerla lo sacara también de golpe y lo desplegara por el aire, con ruidos y silencio, a colores y con arrugas en los dedos que parezcan ojos y conversaciones entre la niebla y enunciados obvios como recetas y confusos como acertijos y ambigüedades y certezas a la vez…
1 comentario:
Para muchos esa oración, aún tal vez sin contenido, ya tiene nombre: Dios. Solo falta encontrarla...
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